Imagen portada: calle Pezóa Vélez, Puertas Negras. Valparaíso. Fotografía: GUG
En una región sobre diagnosticada como la de Valparaíso, donde abunda el pesimismo y cuesta concebir una gobernanza adecuada debemos entender que no existen recetas mágicas para encontrar salidas al estancamiento, la falta de recursos y el deterioro del espacio urbano. No hay que inventar la rueda, existen modelos en el mundo para planificar la ciudad, largamente debatidos y cuya evolución ha sido sostenida con ejemplos notables como Curitiba, Rosario, Medellín y tantos otros. En realidad la pregunta es qué nos pasa, o qué nos falta para poder emprender el camino correcto hacia la resiliencia, la seguridad, el “buen vivir” o la calidad de vida (da lo mismo el cómo se nombre), en la conurbación de comunas que, dicho sea de paso, conforman un territorio que prontamente (2° semestre de 2025) y por decreto supremo se transformará en el Área Metropolitana de Valparaíso.
En este auspicioso contexto, es pertinente revisar los modelos de gestión para la transformación de zonas complejas o en estado crítico, basados en la construcción de alianzas público privadas que, desde visiones compartidas, permitan materializar los proyectos necesarios para regenerar la ciudad a través de una entidad cuya autonomía permita impulsar, coordinar y articular la planificación integrada y multi sectorial. La clave de una Agencia Urbana está en la autonomía que surge a partir de compromisos tripartitos, desde el liderazgo político en el sector público que vele por la legitimidad social de las ideas, junto con los compromisos y acuerdos con el mundo privado.
Pues bien, Valparaíso tiene hoy varios componentes interesantes para crear el modelo de trabajo que permita un punto de inflexión: una Agencia Urbana para su desarrollo a nivel Metropolitano. Ningún proyecto hoy, por sí solo, tiene la capacidad de arrancar y desarrollarse a partir del impulso que le dé únicamente su titular, ya sea público o privado. Mientras más grande el proyecto, más requiere de una correcta articulación con una compleja red de actores institucionales y cívicos.
Como eso ya lo hemos asumido (de ahí lo acuñado del concepto “permisología”), las distintas trabas han tenido como respuesta la creación de la Alianza por el Desarrollo de la Región de Valparaíso, entre el Gobierno Regional y el sector privado. Esta alianza contempla impulsar varios proyectos, con distintos compromisos y desafíos. Uno de ellos es el Acuerdo por Valparaíso, entre la EPV, el municipio, el MTT y el mismo GORE. Un acuerdo político cuya propuesta de diseño sin embargo aún queda por definirse completamente, pero que logró algunos mínimos comunes importantes, como la mono operación sobre la multi operación en el puerto, actualmente en revisión por parte del Tribunal para la Libre Competencia.

Fuente: www.puertovalparaiso.cl/acuerdo-por-valparaiso
Esta Alianza por el Desarrollo de la Región de Valparaíso propone impulsar proyectos estratégicos a nivel regional, que inciden directamente en la posibilidad de sinergias positivas si se logran agenciar estratégicamente, para que no dependan de las administraciones de turno. Una Agencia Urbana es el paso correcto para acuerdos como éstos, porque están concebidas para formar el músculo técnico – financiero necesario para avanzar a la par de las administraciones venideras.
El puerto de Marsella, hace 30 años, estaba perdiendo población, con La Joliette (el barrio portuario) cayéndose a pedazos y un largo etcétera de problemas sociales. ¿Suena conocido?. Después de años debatiendo, los gremios y el sector público lograron alianzas, las que se plasmaron en la Agencia de Desarrollo Urbano Euroméditerranée (euromediterranee.fr). El salto lo dio la ciudad cuando el nuevo tren París – Marsella se conectó con el puerto, el que con un pequeño desplazamiento modificó el perfil urbano de la ciudad y ésta se transformó un par de décadas después en la nueva joya del mediterráneo.
Hoy Euromediterranée es un hub para la inversión que no para de crecer. La tarea original a 30 años plazo fue tan exitosa, que logró permanecer. El líder político del proceso fue el alcalde Jean Claude Gaudin, el que fuera a la postre alcalde de Marsella por veinticinco años.
Gaudin transformó su gestión inicial en una herencia cultural para todos los ciudadanos. Según explican los marselleses involucrados, la palabra alianza fue la clave.
Si hoy vemos que, fruto de la situación compleja a la que hemos llegado, al igual que en la conurbación francesa de los ochenta, hay alianzas que van bien encaminadas, entonces ya tenemos una clave potente que se debe saber utilizar. Pero como las alianzas no son vinculantes y el instrumental en nuestro modelo de planificación urbana es sectorial, se debe estructurar ese espacio de trabajo. Hay que crearlo. Y si, se puede. Los franceses han generado guías para hacerlo y ofrecen colaboración internacional para lograrlo.
La creación de una Agencia Urbana para el Desarrollo del Área Metropolitana de Valparaíso sería un legado político – en este caso del gobernador – que permitiría transformar alianzas en obras. La figura más conocida en Chile es la de las corporaciones, siendo la Corporación de Santiago (CORDESAN, 1991) un caso muy estudiado. Una Agencia Urbana para el Área Metropolitana de Valparaíso requiere la revisión de casos como éste y otros más recientes, pero aún sin resultados concretos como el caso de la Corporación Municipal de Administración del Sitio Patrimonio Mundial de Valparaíso, con una cartera de 22 proyectos por más de 80 mil millones de pesos. Ambas corporaciones han dependido fuertemente del liderazgo de quienes las presiden, vale de decir, los respectivos alcaldes. Una Agencia Urbana es una figura de administración autónoma, con gran capacidad técnica y cuyo presupuesto está garantizado por la gestión inicial de quienes logran el primer paso, que es la Alianza Público Privada. CREO Antofagasta, por otra parte, fue impulsado por una compañía minera, con participación del sector público, donde nuevamente los recursos quedan a disposición del programa según la voluntad del directorio de la compañía. Un tercer ejemplo es el Proyecto Ciudad Parque Cerrillos, iniciativa del MINVU, “agenciada” por este ministerio en base a un programa de vivienda, donde ha existido un nivel de colaboración menor del mundo privado por la falta de garantías en el modelo de negocios planteado.

Fuente: www.creoantofagasta.cl
Y así, cada caso tiene su propia complejidad. Agenciar una alianza implica probablemente en nuestro país un cambio cultural en el modo de hacer ciudad. En Agencia Ciudad estamos promoviendo todas las herramientas y discusiones que permitan generar este cambio. El modelo francés de Agencias Urbanas es posible, porque el sistema de gobernanza territorial francés es similar. Si bien Francia es un estado unitario con Primer Ministro y los alcaldes son elegidos por el concejo municipal, los principios que rigen el mercado y las políticas sociales francesas son similares a los nuestros.
Agenciar las alianzas es clave. La fórmula para el desarrollo no es solo destrabar proyectos atacando la “permisología”. Además y con más urgencia quizás, está el encontrar una figura para la gestión de planes, para hacer que las zonas “buffer” cumplan con su objetivo de planificación urbana y no se transformen en guetos de pobreza, donde el Estado no llega. Agenciar la ciudad es darle curso y forma a las ideas, la voluntad política, la participación ciudadana y en definitiva, a la planificación urbana.